Mamerto Menapace

A la edad de diez años toqué el primero de varios libros del abad, ahí aprendí lo que era la reflexión y el poder de la misma en trabajar el alma para el bien común.
Es al día de hoy que recuerdo varios de sus cuentos y cómo han marcado el camino de mi corazón en el día a día.
El peso de nuestra cruz, ni más ni menos de los que nos corresponde; el carpintero que retoma las herramientas y construye un nuevo camino, una nueva oportunidad de ser mejores personas.

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