Confesión...

Caminaba entre pasillos, con sudor y tensión…A lo lejos Ricota y acordes…doblé en esquinas más oscuras y ni la luz de mis ojos alcanzaban para saber que todavía caminaba, un recital escondido entre paredes de ladrillos sueltos y cabos atados. Murgas de nombres profanos se ensayaban para un público crítico de hasta la más mínima exhaltación de los labios. Puro aliento, perfume del esfuerzo…Una luz tenue de movimientos erráticos buscando equiparar tal ritmo, ahí vencían a la luz y a la oscuridad adueñándose de una pekeña esquina.

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